Jóvenes aportan tecnología a la delegación tica en la cumbre climática

  • Invirtieron meses de preparación para poder ayudar a la delegación nacional
  • Durante la cumbre, aportaron herramientas para mejorar la comunicación entre los delegados
  • Quieren entusiasmar a otros a trabajar en ayudar al país a ser líder en el tema climático

Cinco jóvenes forman parte de la delegación costarricense que participa en el evento internacional más importante del año en relación a la problemática del cambio climático. Esta es la Conferencia de las Partes, o COP, por sus siglas en inglés, la cual celebra su dieciseisava edición en Cancún, México, desde el lunes 29 de noviembre y hasta el viernes 10 de diciembre.

Estos jóvenes, todos menores de 30 años, trabajaron todo el año para buscar el financiamiento y la confianza de las autoridades del Gobierno costarricense para así poder apoyar al país en estas negociaciones internacionales.  Ellos se organizaron para buscar donaciones y lograron conseguir apoyo de embajadas en el país, organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales y de personas particulares quienes creyeron en ellos.  Por ejemplo, una tica que vive en España escuchó del esfuerzo de estos jóvenes y organizó una sesión de “Yoga por el Clima” con lo cual logró recolectar cien euros.

Desde marzo de este año, los jóvenes se enfocaron en la meta de ser parte de la delegación nacional que participaría en la cumbre en Cancún.  En julio, presentaron una propuesta al gobierno demostrando el apoyo de más de 200 organizaciones nacionales e internacionales.  En agosto, organizaron un conversatorio con el jefe de la delegación, el vice-ministro del MINAET Andrei Bourrouet.

Según los jóvenes, la delegación tica ha tenido un buen desempeño en la cumbre.  “La delegación ha liderado el Dialogo de Cartagena y esto ha sido una de las mejores iniciativas que se han dado acá,” resalta Alejandra Granados, joven estudiante de ingeniería química en la UCR, quien se ha encargado del trabajo de coordinación de la delegación en apoyo a don Andrei Bourrouet.  “El Dialogo de Cartagena no es un bloque de negociación, si no una diálogo informal en donde los países integrantes han encontrado áreas de convergencia y mutuo aprendizaje.  Este proceso ha adquirido muchísima relevancia por ser propositivo.”

Uno de los principales aportes de los jóvenes a la delegación ha sido la facilidad e innovación tecnológica para mejorar la comunicación entre los delegados.  El ingeniero eléctrico Esteban Bermudez invirtió varias horas de su tiempo lidiando con las tarjetas SIM de los celulares.  “Hemos innovado con la gestión de información, esto ha ayudado mucho con la logística del grupo.  En el futuro, creo que podríamos utilizar medios de comunicación alternativos como GoogleDocs”, argumentó Esteban.

También su rol fue fundamental para destacar la representación del país. Tal es el caso del joven economista Rafael Monge, quien estuvo a cargo de darle seguimiento a las negociaciones en el tema de transferencia de tecnología. “Por más preparación previa, al principio es difícil entender lo que está pasando, pero a los pocos días uno se va ubicando mejor y dándose a conocer con los representantes de los demás países” comentó Rafael.

La participación en la cumbre les ha dejado muchos aprendizajes a los jóvenes.  “Hay que reconocer que todo el mundo viene aquí a trabajar en una meta común: evitar el cambio climático catastrófico,” reconoce Hortensia Solis, una joven de la Zona de los Santos. “Pero, cada país tiene contextos diferentes ya sea económico, social, político, o ambiental… y es esa asimetría la que nos obliga a negociar.  Es complejo entender este contexto desde afuera.”

Y tienen otras ideas para mejorar la participación del país.  “Hay muchos ‘side events’ y exhibiciones que no se pudieron atender por falta de tiempo,” comenta el ingeniero Carlos Roberto Montero,.  “Incluso, sería bueno participar activamente en más en este tipo de eventos para así dar a conocer nuestros planes nacionales y aportes a nivel internacional.”

“Desde que llegamos a Cancún, hace casi dos semanas, hemos trabajado entre 15 y 18 horas diarias, todos los días incluyendo los últimos dos sábados y domingos.  Pero, yo lo haría todo de nuevo,” dice Esteban. “Viéndolo ahora, corregiría algunas cosas que hice.  Pero, no mucho, lo que he aprendido este año ha sido como el equivalente de sacar un carrera profesional de manera intensiva.”  Este proceso ha generado gran valor para él y para el país.

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